Juan 10,11-18
11 »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
12 El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa.
13 Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.
14 »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí,
15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.
16 Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
17 Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla.
18 Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».
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366 El buen pastor ama a sus ovejas
902 Sermón de sobre el salmo 118 (1ª parte)
904 Sermón de sobre el salmo 118 (2ª parte)
905 Sermón de sobre el salmo 118 (3ª parte)
1246 El buen pastor
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902 Sermón de sobre el salmo 118 (1ª parte)
904 Sermón de sobre el salmo 118 (2ª parte)
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Salmo 118(117),1.8-9.21-23.26.28.29
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres;
es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los poderosos.
Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias;
Dios mío, yo te glorifico.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!